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Hola! Si has llegado hasta aquí es porque te estarás preguntando sobre qué va esta página. Yo te lo digo,

Me llamo Paula, y esta página va de sueños cumplidos. En esta web encontrarás las historias que vivimos una vez mi marido y yo nos atrevimos a cumplir uno de nuestros sueños.

Siempre digo que hay que atreverse a soñar, que uno tiene que ponerse una meta, un camino, ponerse en el destino algo que te haga sonreir y pensar que sería la pera si lo consiguieras.

A mi a veces se me olvida, y vivo cada día como si la vida no tuviera fin, como si los días no tuvieran una finalidad más que ser vividos uno detrás de otro, sin objetivos. Pero de vez en cuando me pregunto qué es lo quiero, qué es lo que me gustaría haber vivido si estuviera al final de mi vida y ya no tuviera más oportunidades para hacerlo, qué sería lo que en ese momento final me haría pensar que me voy, pero que HE VIVIDO. Y a eso yo le llamo sueños, que pueden ser retos, o deseos, son cosas que me hacen sentir que estoy viva e intentando ser feliz.

Tenia más de 30 años cuando tuve un sueño que me pareció imposible de conseguir.En aquel momento no tenía pareja, había encadenado una serie de fracasos sentimentales, y desde el fondo de mi pozo, se me ocurrió que lo que yo de verdad quería era tener una familia, y con mi pareja y mis hijos ir viajando por el mundo. Tal y como lo deseé lo descarté por imposible. Cómo iba yo a encontrar una pareja, que me quisiera, que hablara inglés (para poder viajar), si yo aún no lo hablaba, a la que además le gustara viajar, y que pudiéramos trabajar y viajar por el mundo?? Demasiados condiciones para que se pudieran cumplir.

Quince años después, la vida me puso delante el sueño que había tenido. De repente podía dejarlo todo e irme con mi marido y mis hijas, de 8 y 10 años entonces a conocer el mundo. Tenía mi sueño delante y me aparecieron todos los miedos. Todo eran dudas y vértigo. Vértigo a dejarlo todo, a sacar a mis hijas del colegio y perjudicarlas, a dejar una vida normal y saltar a lo loco al vacío, como si no hubiera un mañana. Miedo.

Unas cuantas semanas de dudas y miedos y al final pensé que, arrepentimiento por arrepentimiento, prefería arrepentirme de haberlo hecho que no de no haber tenido el valor de cumplir mi sueño. Durante esas semanas de dudas pensé en dos amigas, madres como yo, más jóvenes que yo, que habían fallecido recientemente dejando cada una a sus dos hijos sin una madre para siempre. Eran unas madres que yo admiraba, y ya no podían disfrutar más de sus hijos. Pensaba en qué me dirían, y pensaba que me dirían que lo hiciera, que no fuera tonta.

Y así lo hicimos. Llamamos al colegio en Septiembre, les dijimos que de momento no volvíamos, iban a ser cuatro meses. Pero una vez dimos el salto al vacio, ya no queríamos volver a nuestra vida de siempre. Sin tenerlo planeado fuimos añadiendo cuatro meses más hasta completar un año y medio y visitar todos los países que queríamos visitar, que fueron casi treinta.

Fuimos siempre sin agencia, sin planes, reservando de un día para otro, sintiéndonos libres de quedarnos más tiempo en un destino que nos atrapara, o de irnos de repente a cualquier lugar que algún viajero nos dijera que valía la pena. Viajar así es un sentimiento puro de libertad.

Y esta es nuestra historia. Hemos sido inmensamente felices enseñándoles a mis hijas la vida y el mundo, descubriendo con ellas mil paisajes, mil culturas, haciendo cosas que jamás pensamos y viviendo libres, sin planes, sin límites, siendo muy felices.

Hemos sido muy felices porque nos atrevimos a soñar, y nos atrevimos a saltar a nuestros sueños, a dejarlo todo y vivir. No fue fácil tomar la decisión, pero cómo valió la pena.

En ésta página quiero recoger los recuerdos de aquellos días y de todos los que en el futuro vendrán, ya que viajar sigue siendo parte de nuestros sueños, y nuestra vida.

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